Ya hacen más de cinco años desde la salida de la generación de consolas actuales, compuesta por la Xbox One y la PlayStation 4. Como siempre, éstas traían importantes mejoras de rendimiento y una calidad en consolas sin precedentes. La desarrolladora Crytek ha hablado sobre la próxima generación de consolas.
Y es que apenas falta poco más de un año para que esta nueva generación de consolas vea la luz. La PlayStation 5 tomará el puesto de su predecesora; y la denominada Project Scarlett, el de la Xbox One. Las desarrolladoras del sector han recibido los kits de desarrollo y ya están preparando los próximos lanzamientos acordes al hardware que llevarán estas consolas.
Ha sido la alemana Crytek, desarrolladora del motor gráfico CryEngine, la que ha desvelado algunos detalles sobre el hardware que llevarán estas consolas.
Sony y Microsoft han confirmado que la próxima PlayStation y Xbox se lanzarán a finales de 2020. Ya sabemos algunos detalles sobre el hardware que montarán estas consolas, tales como la arquitectura Zen 2/Navi de AMD, ray tracing acelerado por hardware, soporte para resoluciones hasta 8K y 120fps y un SSD propio que mejorará los tiempos de carga enormemente. ¿Qué pensáis de estas especificaciones? ¿Podemos esperar juegos “revolucionarios” gracias a estas consolas; o tan sólo títulos “evolucionarios”?
Si la calidad visual continua mejorando en la medida en la que se espera en la nueva generación de consolas, el factor decisivo serán los nuevos -y rápidos- soportes de almacenamiento que se han prometido. Aparte del obvio recorte en tiempos de carga, esto abrirá muchas más posibilidades a la hora de desarrollar un juego enfocado al ser jugado “en streaming”. Es algo en lo que los motores gráficos deben trabajar drásticamente, pero sigue siendo igual de emocionante.
Sin duda, Crytek confía en que este nuevo soporte de almacenamiento ultrarrápido cambie el panorama del gaming en consolas, y es algo que Sony ha confirmado que incluirá en su consola en anteriores entrevistas.
Probablemente tenga que pasar un tiempo desde el lanzamiento de las nuevas consolas hasta que el aprovechamiento de su hardware sea el máximo. Esto es por el lapso de tiempo en el que los juegos estarán disponibles en ambas generaciones, limitando su rendimiento.
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